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El monitoreo de la contaminación en América Latina aún es incipiente, existen datos de pocos países y de característica puntual en la mayoría de los casos. Esto hace difícil el análisis en la situación de contaminación, actual y futura de los sistemas hídricos de la región. Sin embargo, es de conocimiento general que uno de los problemas más grandes que se tienen actualmente en los sistemas hídricos están relacionados con los desechos domésticos, industriales y agrícolas que se vierten en ríos, lagos y embalses, que al sumarse con la disminución de sus volúmenes y caudales, disminuyen su capacidad para asimilar o diluir los contaminantes de los sistemas. 

 

El agua que finalmente regresa al mar está severamente degradada por el exceso de toxicidad, nutrientes, salinidad, poblaciones patógenas, sedimentos así como elevación de temperatura y bajas en concentraciones del oxígeno disuelto.

Todo esta situación de deterioro en las cuencas hidrológicas hace necesario que los países apliquen adecuadamente políticas ambientales en el uso y manejo, a través de la instrumentación de programas que permitan la planeación y el control de los desechos e instalación de infraestructura de tratamiento del agua, para evitar con esto los problemas ya mencionados.

 

De igual manera, establecer programas para la instalación de redes de monitoreo de calidad de agua en las diferentes cuencas, con el fin de contar con datos cuantitativos de la situación de contaminación y deterioro de este valioso recurso.

 

La extracción de agua dulce  se incrementado  35 veces en los últimos 300 años, y más de la mitad ha ocurrido desde 1950 y en muchos lugares se extrae agua subterránea a un ritmo mayor que el de recarga correspondiente, destruyendo lo que una vez fue un recurso renovable. Esta escenario actual tiende a agudizarse y cada vez serán más los ríos y lagos que disminuirán en volumen y calidad.  Es así como llegará una mínima cantidad de agua al mar, si es que alguna en la estación seca, dañando el hábitat interior y costero, las actividades pesqueras, y a la gente que vive de ellas.

 

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La deforestación, el sobre pastoreo, la agricultura, la industrialización y la urbanización degradan los ríos, lagos, humedales, aguas interiores y las cuencas que ellos drenan, en forma tal que las hacen menos aptas para soportar la vida y para proporcionar servicios. La erosión del suelo provoca sedimentación en ríos, lagos y aguas costeras, y su exceso afecta a las comunidades asentadas río abajo, ya que incrementa la frecuencia e intensidad de las inundaciones.

Esta situación contribuye a  la pérdida de biodiversidad acuática, la alteración física, la degradación del hábitat, la extracción de agua y la contaminación. La problemática de contaminación no solo afecta los ecosistemas y a la población en términos económicos, además tiene una implicación importante en la salud humana.

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 dengue.jpg (43250 bytes) A pesar de las mejoras globales en la salud, con millones de gente viviendo más años una vida más saludable, aún ocurren muertes prematuras y enfermedades prevenibles. Alarmantemente,  esta situación es cada vez mayor en muchas regiones de Latinoamérica.

Factores ambientales corregibles son los principales, anualmente mueren millones de niños por enfermedades diarreicas y por envenenamiento por pesticidas, además de los millones expuestos a niveles más bajos pero aún así peligrosos. El cólera, la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales, continuarán afectando a la población si no se realizan acciones prácticas, sensibles y efectivas en relación a su costo.

Estas incluyen el acceso al agua dulce inocua, a servicios de sanidad, así como fomentar una cultura de higiene y del manejo adecuado de los desperdicios.